El trastorno por
déficit de atención/hiperactividad (TDAH) tiene un origen neurobiológico, en el
que están involucradas las vías catecolaminérgicas (noradrenalina y
principalmente dopamina). Los síntomas cardinales que lo definen son la falta
de atención, la impulsividad y la hiperactividad, habiendo varios
tipos clínicos según predomine uno u otro aspecto, si bien el más frecuente es
el combinado. En sí, se trata de niños que no prestan atención en clase,
desordenados, que cambian continuamente de tarea y presentan una actividad
permanente e incontrolada sin que vaya dirigida a un fin concreto. Tienen
dificultades para estar sentados, se muestran impacientes y no son capaces de
esperar su turno en las actividades. Tienen escasa conciencia de peligro por lo
que pueden fácilmente sufrir accidentes y caídas. Son desobedientes, en
ocasiones con negativismo desafiante. Plantean problemas de disciplina por incumplir
las normas establecidas. Suelen tener problemas de relación social y
manifiestan con frecuencia autoestima negativa.
Aparece entre los dos y los seis años y comienza a remitir durante la
adolescencia. Si persiste en la edad adulta suele reducirse el nivel de
hiperactividad.fuente: Beatriz Mena Pujoc.

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